Insustituible me siento
cuando abrazo a mis hijos y ellos se logran relajar porque saben quien soy. Porque
sabemos los tres cosas muy arcaicas de nuestra existencia por el solo echo de
estar aún unidos y haber luchado ellos en el frente y yo en retaguardia, ellos
carne de cañón y yo solo una especie de refuerzo, el ser
que les hacía el aguante más que nadie.
Y crecen sin parar como crecían
dentro de mi útero y entonces los definí así: nada los detiene. Y esa definición
se hizo realidad porque muchos factores intentaron detenernos y los superamos.
¿Algo más quiere ponernos a prueba? Me río solamente de que lo intenten.
Que milagro maravilloso la
vida, que ganas de gritarlo al mundo, pero no es fácil para todos de entender,
y eso también es comprensible. Y a veces da un poco de pena verlos preocuparse
tanto de cosas tan triviales, realmente: échense, que en el fondo, hondísimo,
la tenemos todos más fácil de lo que pensamos.
En la foto: Los melli dormidos en el medio de un picnic, ellos en paz.
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