jueves, 29 de noviembre de 2012

Madraza era mi madre...



“Sos una madraza”: Eso, cada vez que lo dicen de mi pienso: que injusticia como así de la nada puedo parecer y hacer creer a tanta gente que soy una madre excepcional sin serlo en absoluto y en cambio mi madre, tantas veces juzgada como una mala mamá por nosotros en sucesivos enojos y siendo un ser tan abocado, tan desvelado y de seis energúmenos que le han dado alegrías intensas pero también ojeras y marcas de expresión a causa de las angustias que, sobre todo yo misma, le provocamos.
       Fui pésima hija, y sin embargo mi madre ha sido una abuela perfecta, demasiado perfecta, una abuela madre con mis hijos. 
Creo que la gente confunde mi acitud de alegria ante la historia de mi hija especial con ser buena madre, bueno yo me tomo todo asi, como los nenes se toman todo con esa actitud de encogimiento de hombros. Que le vamos a hacer... las cartas ya están echadas, las cagadas ya nos las mandamos, y la vida que tenemos es ésta y no otra. Ahora a disfrutarla y si es con alegría mucho mejor.
Lo que si quiero pedir es publicamente: Gracias mamá, y no hay forma que te pida suficientes disculpas por ser este barrilete alocado que soy.


la foto: Sarita comiendo chocolate hace muchos años... la saqué yo. Correción: está comiendo TIERRA!!!

miércoles, 28 de noviembre de 2012

De la gestación




Al principio no se sienten los latidos pero se pueden adivinar ahí, perdidos entre mil ruidos menos importantes pero más agresivos, por lo tanto obligatorios de oír.
El embrión o la pareja de embriones no mide más de tres milímetros y sin embargo comienza la revolución física. Todo lo que era normal en el funcionamiento de las tripas ha dejado de serlo, algunas mujeres consideran esa circunstancia como una incomodidad.
Todo contratiempo que en este proceso suceda debe ser considerado leve. Es equivalente al milagro que viene, especial premio de la naturaleza.
He observado y me apasiona hacerlo, la forma en que mis opuntias (una clase de cactáceas) dan a luz un brote o gajo, ellas fabrican a sus iguales pero no los separan de su cuerpo.
Salen esas orejas, dos sobre la primera y allí se quedan creciendo hasta una forma adulta que seguramente dé a luz otras dos más la próxima primavera.
Me alegro de no ser cactácea porque mi trabajo es lograr que estos, mis frutos, salgan y aprendan a ser libres a pesar de mi influencia.

Un día el ser humano puede despertar y darse cuenta de las mil cosas que le prohibieron, que se prohibió y que prohibirá a los que dice querer.
Pero ese milagro, que llamamos anagnolisis en literatura, sucede a muy pocas personas durante su existencia.
Es probable que ese día comience a pensar cuales ideas enseñará a sus vástagos y cuales descartará por considerar incorrectas.


Recibiendo únicamente lo que para ellos sea necesaria y certera experiencia. No mantener a ningún cordero obligado a su corral sino que aprendan lo que a mí cada vez más me cuesta que es a separarse. A ser libres.


La foto: de mi colección de plantas en latas, la lata de Free! foto sacada por mi.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Piojosos


    Cuando yo iba a primer grado la cosa era así: en el colegio un día (previo aviso en el cuaderno) se procedía a revisar las cabezas de los alumnos. Luego te encontraban piojos, (al menos a mi que éramos seis hermanos y no existía el peine metálico.) Luego para reinsertarte a la actividad escolar tenias que: sacarte los piojos y luego concurrir a un lugar sórdido y bastante feo llamado “Sanidad escolar”.
Allí nos dirigíamos con mi madre y su admirable paciencia que no heredé: “Si te pica no te rasques” prevenía ya rendida ante el poder soberano de la pediculosis. La noche anterior había sido un martirio con todos esos líquidos en el pelo y el peinecito que no sacaba nada y la picazón y “te reviso” y los sonidos de exclamación ante la cantidad de liendres o “están todas vivas” y “ayyy” (tirón de pelo) “Dejame que te las saque sino van a nacer más” o la frase de mi madre que se convirtió en una especie de refrán chino para muchas cosas en nuestra familia: “Ya ni te pica”. Le huíamos y rabiábamos ante esta frase que ya era hecha de tanto decirla, ella jamás desistía siempre ha sido demasiado fuerte ante estas adversidades.
Sanidad escolar era un lugar que a Kafka le hubiera inspirado una novela en tres tomos. Era una sala de espera ruidosa y fea, sucia, con los posters que nadie quiere leer sobre prevenciones que suenan poco creíbles. Estaba lleno de chicos enfermos a medio curar y madres que bostezaban y retaban de más por el mismo cansancio. Se concurría muy temprano, tan temprano que se salía de casa aun de noche, porque había que ir al colegio lo menos tarde posible y con el papel que te firmaban ahí que indicaba que estabas apto para estudiar en sociedad. Una señora con muchísimos rulos y careciente de simpatía nos revisaba la cabeza y ahí el alivio de entender que era una especie de ritual, casi un chiste, que la tipa abría un mechón y miraba y si no tenias un piojo ahí mismo (casualidad improbable) firmaba y sellaba el papel y te ibas directo a la escuela un poco decepcionado porque habías tenido la esperanza de que te eximieran y volver a la cama a rascarte en paz, sin que te censuren.
Conclusión: los padres de hoy en este tema la tenemos realmente fácil… aunque los piojos estén más resistentes, aunque los colegios ya casi no revisen, aunque los líquidos sean pensados para no matar del todo y supuestamente exista una conspiración en la cual echan en la arena de las plazas bichitos para vender más… aun asi no tenemos sanidad escolar y tenemos la posta: larga vida al peine de metal!

 La foto: By mis sobrinos Aussys en el museo de Ciencias Naturales... no es un piojo!

domingo, 25 de noviembre de 2012

¿En que lío nos metimos?



Las mil razones que llevaron a la concepción de los millones de seres que existen en este mundo podrían ser material de cientos melodramas, novelas serias, tesis psicológicas aburadísimas,  y estudios del comportamiento humano de lo más generalizadores o esclarecedores. Pero están ahí escondidas en el interior de esas madres y padres: quizás ignorantes de las razones de su propio accionar algunos, otros plenamente conocedores y aceptadores de ellas, otros que se arrepintieron un poco y no lo dirán nunca, muchos que se equivocaron de cónyuge, otros muchos que actuaron por deseos carnales descontrolados y todos al fin terminaron cambiando pañales. Y así, la historia humana se debe iniciar en el porqué de la primera copula y esos primerísimos humano-monos que fundaron nuestra estirpe.
El caso es que todos los progenitores alguna vez, en alguna de esas noches en vela, en alguno de los berrinches frente al juguete que no podemos comprar o en algún mal momento de los que abundan nos preguntamos: ¿En que me metí trayendo un ser al mundo!? (El que nunca lo sintió sea bienvenido a escribirme, necesito saber su historia y de ella aprender mucho). Y que es esto en lo que nos metimos, veamos, algo que para empezar va a durar muuucho tiempo. Segundo: todo ese tiempo que teníamos para nosotros se esfumó, se fue antes de que supiéramos realmente valorarlo y ahora que lo clamamos a gritos y nos detestamos por haberlo malgastado, ya es tarde. Tercero: nunca es suficiente, de todos los esfuerzos que hagamos, siempre va a hacer falta un poco más, eso es ley. ¿Y todo para que? Voy a decir algo mala onda porque es así, de esto no tengo dudas: para que en la adolescencia nos odien: algún reproche sobre su crianza siempre van a tener, o si tenemos suerte solamente nos tengan un poquito de bronca y después se les pase.
Por suerte hay muchas partes positivas en todo esto y la balanza suele la mayoría de las veces torcerse hacia mismo lado: si volviera a nacer quiero volver a tenerte.
Es siempre esperanzador saber que hay tanto amor que recibimos,  todo lo que sin saber nos están enseñando, todo lo que todavía somos capaces de darle al mundo a partir de este ser. Por que al final todo va a salir bien si logramos que estos personajes aporten al mundo algo de bien. Como a su modo lo lograron nuestros padres, y abuelos, y unos cuantos filósofos geniales que andan dando vueltas por ahí.

Foto: By Lucia S. mi sobrina una genia.

Prólogo


   Hace solo cuatro años que soy mamá, los cuales me han bastado para darme cuenta de que maternidad y locura (o histeria, que es parecido) van de la mano. No los quiero confundir con mis exageraciones, solo traigo a colación la idea (nada nueva) de que ser mamá es algo tan complicado que por momentos nos sentimos cerca de perder del todo la cordura. Mi plan aca, escribiendoles a ustedes, es simplemente que nos riamos, que lo compartamos y que algo aprendamos.
    A ver, hoy fue el paseo de fin de año de la salita de cuatro de mi hijo. Y creo que en las caras de las mamás o en sus historias ocultas que no conozco se inspiró este blog que inauguro. Las veo como se quedan pensando: la cara se transforma sin que se percaten en una mueca de espanto, están pensando algo terrible. Las veo buscar al hijo que se alejó de más: con un alarido de bestia exagerada pero comprensible. Las veo nunca perder la paciencia, aun cuando ya la han perdido. Las veo tratando de ser felices a pesar de que lo unico que a veces parece importar es la felicidad de estos engendros engreidos. Que tanto queremos, que son nuestros hijos. Y que por la misma razón, porque un dia van a ser adultos, es responsabilidad nuestra que salgan buenos, que al menos salgan buenos. Aunque nosotras no lo seamos ni un poco.
  Entonces a partir de ese momento, en el que trato de escribir mientras mi hijo trata de impedirlo, doy por empezado este trabajo en conjunto que va a ser éste blog, en conjunto con todas las mamás, o los hijos, o los padres que necesiten decirnos algo. Y mando asi, este texto como quien tira una botella al mar esperando que lo lean todos, o pocos y que no sean muy criticos, ya que mi hijo no me deja ni siquiera corregirlo.
   Hasta mañana! Les deseo un buen descanzo.

  La foto: By Agus, autorretrato: Ahogandonos en el vaso de agua de los problemas de los hijos... que dentro de tres dias van a dejar de ser tan graves como esta noche de desvelos.