lunes, 26 de noviembre de 2012

Piojosos


    Cuando yo iba a primer grado la cosa era así: en el colegio un día (previo aviso en el cuaderno) se procedía a revisar las cabezas de los alumnos. Luego te encontraban piojos, (al menos a mi que éramos seis hermanos y no existía el peine metálico.) Luego para reinsertarte a la actividad escolar tenias que: sacarte los piojos y luego concurrir a un lugar sórdido y bastante feo llamado “Sanidad escolar”.
Allí nos dirigíamos con mi madre y su admirable paciencia que no heredé: “Si te pica no te rasques” prevenía ya rendida ante el poder soberano de la pediculosis. La noche anterior había sido un martirio con todos esos líquidos en el pelo y el peinecito que no sacaba nada y la picazón y “te reviso” y los sonidos de exclamación ante la cantidad de liendres o “están todas vivas” y “ayyy” (tirón de pelo) “Dejame que te las saque sino van a nacer más” o la frase de mi madre que se convirtió en una especie de refrán chino para muchas cosas en nuestra familia: “Ya ni te pica”. Le huíamos y rabiábamos ante esta frase que ya era hecha de tanto decirla, ella jamás desistía siempre ha sido demasiado fuerte ante estas adversidades.
Sanidad escolar era un lugar que a Kafka le hubiera inspirado una novela en tres tomos. Era una sala de espera ruidosa y fea, sucia, con los posters que nadie quiere leer sobre prevenciones que suenan poco creíbles. Estaba lleno de chicos enfermos a medio curar y madres que bostezaban y retaban de más por el mismo cansancio. Se concurría muy temprano, tan temprano que se salía de casa aun de noche, porque había que ir al colegio lo menos tarde posible y con el papel que te firmaban ahí que indicaba que estabas apto para estudiar en sociedad. Una señora con muchísimos rulos y careciente de simpatía nos revisaba la cabeza y ahí el alivio de entender que era una especie de ritual, casi un chiste, que la tipa abría un mechón y miraba y si no tenias un piojo ahí mismo (casualidad improbable) firmaba y sellaba el papel y te ibas directo a la escuela un poco decepcionado porque habías tenido la esperanza de que te eximieran y volver a la cama a rascarte en paz, sin que te censuren.
Conclusión: los padres de hoy en este tema la tenemos realmente fácil… aunque los piojos estén más resistentes, aunque los colegios ya casi no revisen, aunque los líquidos sean pensados para no matar del todo y supuestamente exista una conspiración en la cual echan en la arena de las plazas bichitos para vender más… aun asi no tenemos sanidad escolar y tenemos la posta: larga vida al peine de metal!

 La foto: By mis sobrinos Aussys en el museo de Ciencias Naturales... no es un piojo!

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